Bulimia y anorexia: lo que no se ve
Presión por la delgadez, una personalidad vulnerable y traumas de la infancia suelen predisponer a estos trastornos de la conducta alimentaria.
La bulimia y la anorexia se dan por varios factores. Entre ellos, la terrible presión cultural por la delgadez, a lo que se suma una personalidad vulnerable. Además, en muchas ocasiones existe una situación que funciona como desencadenante o disparadora de estos trastornos de la conducta alimentaria.
Pero más atrás, más tapadas, es frecuente que existan situaciones traumáticas y, entre ellas, ocupa un lugar importante el abuso sexual infantil. Esta experiencia muy difícil de narrar, queda como una herida abierta que, a veces, se expresa con síntomas que denuncian lo que no se pudo denunciar, dicen lo que no se pudo decir.
Esas otras formas de expresión pueden ser: abusar de la comida, tener miedo a crecer y a asumir la sexualidad, vomitar, castigarse y gratificarse.
Como hilo conductor entre el abuso sexual y el actual abuso al que se somete al propio cuerpo, aparece la culpa, un sentimiento omnipresente en ambas situaciones.
Quien padece de esta historia traumática necesitará una persona que pueda escuchar, descifrar, acompañar con la palabra aquel dolor, y así empezar a sanar la herida.
En este sentido, es necesario remarcar que los desórdenes alimentarios como bulimia y anorexia, producto de las causas que cada quien lleve en su vida, tienen que ser tratadas por equipos interdisciplinarios. No son problemas que se resuelvan con psicoterapia individual ni con la ayuda de un nutricionista que proponga un plan alimentario.
Más información: Charla gratuita «¿Qué hay detrás de la bulimia y la anorexia?