“Mi problema es mi secreto”
La comunicación con el entorno es clave para superar desórdenes alimentarios
La bulimia y la anorexia son dos trastornos de la conducta alimentaria en que las personas que los transitan, suelen ocultar lo que les está sucediendo en relación con el cuerpo y la comida.
La mayoría de las personas que las padecen son mujeres adolescentes, y podría decirse que para su objetivo de adelgazar, la familia funciona como una interferencia. De allí que traten de ocultar lo que hacen cuando comen.
En el caso de la bulimia, se le suele llamar “el secreto que mata”. Los síntomas de la enfermedad están ocultos: “Si se van a dar un atracón, va a ser a escondidas; si van a recurrir a conductas compensatorias como los vómitos, van a tratar de hacerlo en un momento en que nadie se entere”, explica Aníbal Zampini, psicólogo y director general de Psiclo.
En cambio, las personas con anorexia bajan tanto de peso, que es claramente visible. En el camino, tienden a aislarse y a ensimismarse. Esto se advierte cuando empiezan a cortar los vínculos y los canales de comunicación con el entorno. “En la anorexia muchas veces nos encontramos con la siguiente postura: ‘esto es mi elección, es mi vida y no quiero que nadie se meta; es lo que yo elijo”, cuenta Zampini.
Por lo tanto, la familia suele hacer una consulta cuando la situación de bulimia o de anorexia está avanzada e, incluso, es grave.
Cuando se inicia el tratamiento, lograr que fluya la comunicación en el entorno familiar, es fundamental.
La comunicación funciona terapéuticamente, porque permite poner en palabras los miedos y obsesiones sobre el cuerpo y la comida, y evita que la persona actúe sus inseguridades a través de conductas patológicas, tendientes a perder peso.
La comunicación busca cortar con el circuito de los pensamientos obsesivos que giran constantemente alrededor de la comida y el cuerpo.
Con ese objetivo, se plantea a la familia que pueda acompañar al paciente desde un lugar de contención, más allá de que siempre habrá temores, inseguridades, angustia y ansiedad.
Es muy probable que surjan conflictos, crisis, y peleas, que habrá que sobrellevar (y resolver en los espacios y por los carriles indicados). “Si uno quiere ayudar a otro, tiene que estar medianamente fuerte y bien parado”, subraya Zampini.
Un tratamiento integral para superar anorexia y bulimia, debiera incluir a la familia como un eslabón fundamental para ayudar al paciente a superar las dificultades individuales y, a su vez, fortalecerse como grupo de apoyo primario, que acompaña al paciente en su proceso de recuperación.