El peso del estigma

Sobrepeso y obesidad son dos características de un grupo numeroso de personas que, con frecuencia, se ven discriminadas y estigmatizadas.

Quienes no se encuentran en “la normalidad” impuesta social y culturalmente (aunque esa normalidad sea minoritaria), pueden sufrir bullying y otras actitudes discriminatorias.

También sucede que la fuerza de las pautas sociales puede llevar a un juicio moral dañino por parte de la propia persona.

Además, el estigma por exceso de peso es una de las razones de que se produzcan trastornos alimentarios en el otro extremo, como la anorexia o la bulimia.

¿Cómo podemos NO estigmatizar?

  • Modificar la mentalidad cuestionando nuestro sistema de creencias respecto de los que es la norma y de lo que no lo es; reflexionar sobre lo que está bien y lo que está mal. Finalmente, entender que la obesidad es una enfermedad.
  • No utilizar palabras, imágenes y discursos estereotipados, que aluden de modo hiriente e injusto a las personas como sin voluntad o carentes de autodisciplina, perezosas o glotonas.
  • No apodar ni nombrar a las personas por su aspecto físico.
  • Promover actividades que eviten la discriminación por el peso en los lugares de trabajo, clubes, escuelas, centros de salud y dentro de la propia familia.
  • Un tema crucial en el lenguaje: no hay muchos “obesos” u “obesas”, hay muchas personas con obesidad.
  • Evitar culpar a las personas por sufrir obesidad. Es una enfermedad multifactorial, que no depende tan solo de la voluntad.
  • Para ayudar, se debe dejar de utilizar la culpa y la vergüenza.
  • Tratemos de enfocarnos en el cuidado respetuoso del cuerpo entero y de promover cambios para vivir con salud.

Foto: UConn Rudd Center for Food Policy & Obesity

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